(+34) 900 861 374 Lun-Vie: 8:00 a 18:00
La inflación ya no es algo puntual, sino una realidad con la que los directores financieros tienen que convivir día a día. Para un CFO, proteger el negocio frente a la inflación es una prioridad y no consiste solo en recortar gastos, sino en tomar decisiones estratégicas que refuercen la resiliencia de la empresa a medio y largo plazo.
Si la inflación te preocupa, aquí te damos algunas claves prácticas para afrontar este contexto desde una perspectiva de gestión financiera sólida y realista.
El primer error habitual es analizar la inflación solo como un dato macroeconómico. El CFO debe ser capaz de analizar el contexto general según los impactos concretos sobre su empresa: aumento del coste de proveedores, presión salarial, encarecimiento de la financiación o menor capacidad de compra de los clientes.
Esto exige trabajar con escenarios. Es decir, simulando distintos niveles de inflación y tipos de interés, para anticipar tensiones en márgenes, tesorería y rentabilidad, y tomar decisiones antes de que el problema sea visible en la cuenta de resultados.
Reducir costes es lo primero que suele venir a la cabeza, pero hacerlo sin criterio puede ser un error. Lo importante es detectar dónde se pierde dinero de verdad: procesos duplicados, proveedores innecesarios, contratos desfasados o tareas internas que no aportan valor. A veces conviene externalizar funciones para ganar flexibilidad; otras, invertir en automatización o digitalización resulta más eficaz para reducir costes de forma sostenida, aunque requiera una inversión inicial.
La inflación suele traer problemas en el suministro, por lo que el CFO debe revisar tanto los precios como las dependencias clave. Diversificar proveedores, renegociar plazos de pago o cerrar acuerdos a medio plazo ayuda a suavizar subidas inesperadas de costes. La compra anticipada puede ser útil en casos concretos, siempre que no ponga en riesgo la liquidez ni genere exceso de stock. Aquí, una buena gestión del capital circulante es fundamental.
En este Podcast hablamos con personalidades del campo de los negocios, finanzas, deportes, y startups para aprender sobre su trayectoria y técnicas para llegar al éxito.
HABLANDO CON LÍDERES
EL PODCAST DE NOVICAP
No todos los clientes aportan lo mismo, y en contextos de inflación esto se nota aún más. Algunos facturan, pero generan más costes de los que compensan, ya sea por condiciones exigentes, logística cara o servicios extra no pagados. Por eso, el CFO debe analizar el coste real de atender a cada tipo de cliente para centrarse en los más rentables y ajustar condiciones o precios cuando los márgenes no cuadran.
Subir precios puede ser inevitable, pero hacerlo sin una estrategia clara tiene sus riesgos, ya que puede hacerte perder clientes. Primero, es clave entender cómo afectan los precios a los clientes, qué valor perciben y cómo se sitúa la empresa frente a la competencia. Muchas veces, funciona mejor acompañar los ajustes de precio con mejoras claras en el producto, el servicio o las condiciones ofrecidas. El CFO debe trabajar de la mano con las áreas comerciales para asegurar que la política de precios proteja los márgenes sin comprometer el volumen de negocio.
Hay que revisar de forma constante el nivel de endeudamiento, el coste de la deuda y los plazos de financiación, y, siempre que sea posible, conviene reducir deuda para mejorar la posición de liquidez y anticipar necesidades futuras de financiación. Una empresa con margen financiero tiene más capacidad de maniobra para negociar, invertir o absorber shocks inflacionarios.
La inflación en realidad pone de manifiesto problemas que ya existían, como procesos lentos, sistemas poco integrados o una falta de control de la información financiera, que se vuelven más visibles cuando los márgenes se estrechan. Invertir en herramientas de control, reporting y análisis, más que un gasto, debe considerarse una herramienta útil de protección: un CFO que dispone de datos fiables y en tiempo real reacciona antes, ajusta decisiones y protege la rentabilidad con mayor precisión.
Como hemos visto hasta aquí, proteger el negocio de la inflación no puede ser una acción puntual, sino una disciplina continua y, en este sentido, el CFO juega un papel central como estratega financiero, no solo como controlador del gasto. Así que aquellas empresas que afrontan la inflación con análisis, planificación y decisiones estructurales estarán mejor preparadas para competir, incluso en entornos económicos inciertos.
¿NECESITAS AYUDA?
VISITA NUESTRA PÁGINA DE RECURSOS Y EXPLORA GUÍAS PARA MEJORAR LA TESORERÍA DE TU EMPRESA